domingo, 15 de noviembre de 2009

CLAUDIO, el tonto ( LATÍN II )

Después de Eutropio, que nos ha contado con bastante rapidez la Guerra Civil entre César y Pompeyo y la muerte del "divino Julio", es decir, el principio del fin de la República, ahora daremos un salto de 100 años en la historia de Roma: nos vamos al año 41 d.C., en pleno Imperio. Tras Augusto, primer emperador, subió al poder su hijo adoptivo Tiberio, y a este le sucedió Calígula, su nieto. Cuando los pretorianos, hartos de las crueldades y excentricidades del emperador, acabaron con su vida, vieron en Claudio a la persona ideal para sucederle: Claudio era sobrino de Tiberio y tío de Calígula, pertenecía, por lo tanto, como ellos, a la familia Julio-Claudia, primera dinastía imperial en Roma. Pero Claudio era "el tonto de la familia". Probablemente por dificultades en el parto, se vió siempre aquejado de múltiples dolencias, además de ser tartamudo y cojo: una maravilla de hombre, vamos. Siempre había sido marginado por sus propios parientes, que le consideraban un "aborto de la naturaleza". Pero Claudio, lejos de ser tonto, fue un hombre cultivado, interesado por la historia, y tan listo que consiguió sobrevivir en un palacio imperial en el que las intrigas y asesinatos estaban a la orden del día.

Así que cuando se vió obligado a aceptar la púrpura imperial en contra de su voluntad lo hizo bastante bien: su mandato duró 13 años y gobernó con mano dura y eficacia. Otra cosa fue su vida personal: 4 esposas, entre ellas Mesalina ( orgullosa de mantener relaciones con un número incalculable de hombres, una auténtica meretrix : prostituta) y la última, Agripina, sospechosa de haber puesto fin a la vida del pobre Claudio y asegurarse así que su hijo Nerón subiese al trono.


Una figura histórica tan original no ha dejado indiferente a la posteridad. Así, el escritor británico Robert Graves nos ofreció en su imprescindible novela "Yo, Claudio" un retrato magnífico del que fue el 4º emperador de Roma. Y a la novela le siguió una ya mítica serie televisiva de la que os propongo que veáis al menos los primeros minutos. Y sin duda Graves se basó, entre otras fuentes, en la biografía de Claudio escrita por el historiador Suetonio: los textos con los que disfrutaremos en los próximos días.

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